Agosto 2017

Llegar al primer número de Pluma Forte no fue tan fácil como lo platicamos. Me reuní individualmente con Fernando Cano, Fernando Hoppenstedt y José Beltrán entre Junio y Julio de 2017 para rescatar un tema que había surgido en encuentros anteriores y que permanecía como una inquietud inmortal: crear una revista cultural, donde pudiéramos publicar los resultados de esas maravillosas pláticas en un café que frecuentamos desde la preparatoria, en el piso de mi habitación comiendo una pizza o en unas sillas de jardín, donde discutíamos sobre la naturaleza de los sentimientos más profundos. Revivo estos escenarios no sólo para dotar de nostalgia y romanticismo a esta primera carta, sino también para agradecer la oportunidad de construir este proyecto al lado de escritores cuyas palabras e inteligencia admiro con total sinceridad, que además son queridos amigos, quienes me han acompañado en los mejores y peores momentos, siempre enriqueciendo la experiencia de vivir.

Nos enfrentamos a uno que otro obstáculo para comenzar la revista. Por ejemplo, Pluma Forte tenía otro nombre hace unos días. No ha pasado ni una semana desde que tuvimos que hacer esta “ligera” modificación que, en lo personal, provocó una breve pero profunda angustia. Sin embargo, el nombre «Pluma Forte» fue el resultado de esa sacudida: el instrumento del escritor, la voz y palabra concentrados en el fino punto que marca el papel, ejecutándose en forte, ¡fortíssimo! y añadiéndole esa fuerza a todo lo que emane de esa pluma. Por supuesto, hay algunos que ya no escriben a mano, pero mantenemos el símbolo de la pluma como nuestra espada vencedora.

Comenzamos en Agosto, a la par de un nuevo semestre universitario y un nuevo año escolar para muchos, con la segunda mitad del año esperando a ser explorada. Lluvias y tormentas eléctricas azotan la Ciudad de México, agujeros engullen coches en la carretera a Cuernavaca, huachicoleros, narcos, políticos locales y mandatarios vecinos comparten las primeras planas y Europa descubre que su nuevo amor sonoro viene en forma de reggaeton. En medio de este caos, de esta curiosa configuración de desastres, de la juguetona ironía de los destinos y de las calles que se convierten en ríos, nace Pluma Forte, determinados a ofrecer ideas y reflexiones para una vida más sublime, a invitar al lector a no omitir la importancia de la cultura y las artes y ( esto último de mayor importancia) recordarnos que, a pesar del diluvio de la actualidad, el hombre es capaz de hacer el bien y de progresar.

En la primera quincena de este número tenemos el honor de recibir “El Nacimiento de Pluma Forte” en palabras de Eulalio Hernández, mi amado padre y nuestro padrino invitado del mes; en «Aullido Desde La Oscuridad» Jose Beltrán nos presenta una propuesta para atender las necesidades sociales y políticas actuales de nuestro país; Fernando Hoppenstedt nos invita a revivir una cálida anécdota personal sobre el encuentro con aquellos libros que influyen en nuestras vidas con “Quizá los libros nos eligen”; además, en un interesantísimo y detallado ensayo, «De La Apatía y el Yo a la Empatía y el Otro», Fernando Cano reflexiona sobre este estado de desinterés, tan común en nuestros tiempos, y los peligros que éste tiene sobre nuestras vidas, nuestra sociedad e incluso sobre la economía y las decisiones políticas; por último, un servidor los invita  a leer «Fénix», una pieza experimental sobre crecer y sobrevivir a ese proceso.

No quisiera terminar esta primera carta sin agradecer a nuestras familias, amigos, parejas, maestros y guías, quienes están detrás de cada palabra y son el combustible para la más grande inspiración. Esperamos que encuentren en los artículos, ensayos, ficción, poesía y demás producción literaria de Pluma Forte momentos de reflexión, descanso, entretenimiento, diversión y (¿por qué no?) éxtasis.

Le doy la bienvenida a nuestros lectores y, de nuevo, agradezco a todos los que han hecho posible que Pluma Forte sea una realidad.

 

Jorge Eulalio Hernández