Octubre 2017

Tacos campechanos y un ardor de estómago fuerte fueron algunos de los componentes de la reunión de los escritores de la revista para el mes. Habían pasado ya unas semanas después del sismo y, entre el susto de aquel poco original 19 de Septiembre y la grasa de aquella comida, yo tenía el estómago destrozado. Arturo Robles y Fernando Hoppenstedt me esperaban en una taquería que, por lo que me contaron, tiene un valor emocional depositado en sus respectivos años preparatorianos. «Pide los campechanos, son buenísimos», me dijo Fernando al notar mi torpeza cuando se trata de adaptarme a nuevos lugares. Los pedí, los comí, pero nunca los digerí (y sí, Fernando, esto es un reclamo en mi carta editorial del mes).

A Arturo no lo conocía. Estaba sentado al fondo de la taquería, platicando con el dueño. Cuando Fernando Hoppenstedt nos presentó, emergió del pecho de Arturo una fuerte voz y una muy característica intensidad que bien se ven reflejados en su escritura. Comencé el párrafo diciendo que a Arturo no lo conocía, pero debo decir que sí me había acercado un poco a él por medio de las letras y aseguro con toda firmeza que es un gusto darle la bienvenida al equipo de Pluma Forte.  «La Sinfonía» es la pieza con la que conocí al Arturo Robles autor y con la cual comienza una colaboración que seguramente traerá interesantísimos ejercicios literarios.

Fernando Hoppenstedt y yo nos conocemos desde hace mucho. Nos hemos vuelto íntimos amigos y una gran confianza corona esa amistad. Una de las muy profundas pláticas que hemos tenido, fue el comienzo de una conversación aún vigente, de la cual emergió gran parte de los temas que tratamos en este mes. En su artículo «Conectados» Fernando se pregunta cuales son los componentes de la necesidad humana de la pertenencia, la inclusión social, la conexión, el amor y el afecto. Sin duda alguna, vivimos en tiempos de escape: escape de la realidad y escape al silencio para meditar qué es lo que (realmente) necesitamos. Una muy valiosa y vigente pieza que  nos plantea preguntas cuya solución requiere de atención inmediata.

Por último, les comparto «Sol y Sombra», un poema sobre la a veces difícil tarea de abandonar la mirada hacia el pasado, tema que me ha invadido la cabeza en los últimos meses y con el cual reafirmo la dirección de una revista que, como todo lo que vale la pena, no ha sido tan fácil de lograr.

En unos días publicaremos una «segunda tanda» de artículos para, de alguna manera, recuperar el número de Septiembre que, con la necesidad de ciertos ajustes y los síntomas del desastre nacional que sacudió mucho más que estructuras físicas, tuvo que esperar un poco.

¡Bienvenidos de nuevo, estimados lectores!

Jorge Eulalio Hernández