Al principio de todo proyecto con intenciones sinceras, se presenta un cúmulo de emociones que, de manera muy simplista, llamamos “motivación”. Cada escena de nuestra imaginación que representa aquél proyecto realizado, está iluminada por partículas de una satisfacción que se puede saborear aún sin haber comenzado las labores para lograrlo. Sin embargo, la motivación se ve afectada inmediatamente por el inevitable golpe de la realidad, aquél que convierte el planeado sendero liso en un empedrado improvisado, lodoso y copado de niebla.
Así ha sido Pluma Forte.
Comencé este proyecto con un grupo muy diferente—en número y nombres— al que comprende la revista hoy en día, pero también reconozco que aquellos que hemos estado desde el primer número ya no somos los mismos. Tampoco lo es el país. Tampoco lo es el mundo. Vivimos en tiempos convulsos que, aunque sean más legibles en las noticias mundiales, allá en los estratos políticos, financieros y de escala global, también presentan sus síntomas en la vida íntima, en la cotidianidad, en la repetición de los ayeres del alma y en las ensoñaciones del mañana.
Este año ha sido realmente extraño y, a su vez, cumple con muchas de las predicciones que se han hecho sobre el futuro del mundo. México, por ejemplo, ha tenido un confuso primer año de dominio morenista, en el que se ha desarrollado un ambiente de división, polarización y decepción que ninguno de los bandos podría negar. El panorama mundial es lúgubre: el golpe ecológico contra el Amazonas, el levantamiento del supremacismo blanco en Estados Unidos, las tensiones socio-políticas por el Brexit, los disturbios en Hong Kong, los ininterrumpidos conflictos en Medio Oriente, los fraudes electorales en Bolivia y, por supuesto, los terribles eventos en Chile, los vecinos del Fin del Mundo… “¡Ahora nomás falta que se muera José José!”, exclamamos pocos días antes de que su partida nos recordara que, a veces, quizá más frecuentemente de lo que es sano para el corazón, el mundo y sus habitantes tienen malas rachas.
Es muy probable que este constante tambaleo, este “ir y venir del carajo” al que se refería García Márquez, sea uno de los múltiples pretextos para que esta revista se vea estacionada de vez en cuando. Además de lo que pueden representar las letras para nosotros, ya sean leídas o escritas desde el fondo de nuestro espíritu, también es cierto que este último a veces se contamina del ruido del mundo. Con los años he tenido que entender que la actividad creativa es también un estado, una forma de vida y una filosofía. Es importante no perder el hilo que nos guía hacia la salida de nuestro propio laberinto. Por ello debemos seguir escribiendo, seguir ilustrando, seguir componiendo, seguir creando…
Este mes nos hemos esforzado para revitalizar algunas partes de esta publicación, siempre agradecidos con nuestros lectores (muchos más de los que pensábamos tener al principio del proyecto), comprendiendo que la confianza de sus ojos y conciencias debe representar para nosotros, el equipo de Pluma Forte, un bellísimo compromiso.
En los últimos meses de la segunda década del milenio, publicaremos textos muy interesantes, que han desafiado nuestra propia creatividad , que provienen de profundas y conflictivas reflexiones, y que nos han permitido exorcizar inquietudes. Esperamos encontrar pronto un ritmo con el cual darle verdadera periodicidad a nuestra amada revista, así como nuevos espacios a través de los cuales hagamos llegar nuestras palabras e ideas.
Siempre agradecido con ustedes, deseo su bien y su progreso por siempre.
Atte.
Jorge Eulalio Hernández
Director de Pluma Forte

Revista Digital. Arte, Cultura, Ciencia y Pensamiento.