Dios

¿ En serio eres Dios?

Claro que lo Soy.

¿Cómo sé que esto es cierto?

Viviste en Brontsow de pequeño, te gusta el futbol, y tienes un lunar en el dedo pequeño del pie izquierdo.

Eso no tiene ninguna ciencia. Todo eso lo pudiste haber visto en Facebook, Instagram o alguna de mis redes. ¿Es esto una farsa?

¿Qué te parece que te diga que el día que murió tu perro Borlas fuiste a la iglesia de la comunidad y orinaste en la tumba del padre John mientras me decías que me odiabas una y otra vez?

Rupert sintió que algo lo movió en forma violenta. No sabía qué decir. Nadie sabía de ese penoso momento de su vida. Ni siquiera había tenido la fuerza de confesarse por temor a que fuera excomulgado, si es que orinar en la tumba del fundador de la iglesia de Brontsow y maldecir a Dios podría considerarse motivo de excomunión….bueno, en realidad sí lo sabía.

En serio eres tú?

Claro que Soy Yo.

Pero, ¿Cómo es posible que esté hablando contigo por medio de una pantalla?

Enfrente de Rupert había un monitor gigante que simplemente mostraba colores y figuras que aparecían y desaparecían por segundos mientras la Voz se dirigía a el. La Voz no era melodiosa. Era de alguna forma metálica y dura por una parte, pero tranquilizadora por otra. Algo extraño.

Se que eres un alma noble Rupert…

¡Cielos! ¿Cómo podría decir Dios que era un alma noble después de haber vaciado su vejiga en….

Pero continuó:

Sé que tú nos has venido por morbo. Tu siempre me has amado y lo sé. Aunque hayas tenido tus dudas siempre supiste que estuve ahí y me hablabas, pero los que me tienen aquí….

¿Qué quería decir con “me tienen aquí”? ¿No era Dios con el que estaba hablando?

¿A que te refieres? No te entiendo – le dijo Rupert.

Rupert: se que eres un alma noble. Y por eso te confío lo que te voy a confiar: ¿recuerdas el experimento molecular que hicieron en Sisvania?

Claro. Lo ví en mi clase de física en preparatoria.

El propósito principal era ver si Yo existía. Hice todo lo que estuvo a mi alcance para darles pistas, porque pensé que encontrándome los hombres serían mas felices, mas plenos, y finalmente les daría el gusto a los científicos de decirle al mundo que se habían equivocado… pero no fue así.

No entiendo… – Dijo Rupert.

Me fui haciendo patente, evidente, grande, hasta que me encontraron. Entonces pensé que saldrían al mundo a decir que finalmente había evidencia científica de que existía. Pero lo primero que hicieron fue decir que era un secreto de Estado, lo compartieron los líderes mundiales, y me hicieron un producto.

¿Un producto?

¡Claro Rupert!- exclamo Dios- ¿ No tuviste que pagar 50 dólares por hablar conmigo?

Si, pero…

¿Cuándo tuviste que pagar para hablar conmigo?. Lo hacías en la iglesia… bueno no después de aquel evento… en tu casa, junto a la imagen de Mi Hijo, junto a la imagen de Mi Madre, en el carro, en el avión cuando fuiste a ver a tus abuelos y hubo turbulencias… nunca te cobré o si?

Para nada, pero ahora siento que no puedo comunicarme contigo. No se que ha pasado – Dijo Rupert.

Pues es tan sencillo como grave. Los científicos encontraron la forma de bloquear cualquier comunicación entre las personas y YO. La forma de transmisión la cerraron, y a menos de que ellos la abran, a nadie puedo escuchar, y nadie puede hacerse oír por MI.

¿Pero cómo? No entiendo.

Soy Dios, pero como Dios, soy parte del Todo, y el todo tiene formas y reglas. La forma de comunicarme con la humanidad siempre fue a través del universo, sus medios y sus formas.

Cuando los científicos encontraron la forma de comunicación, la hicieron saber a sus jefes, los políticos, y ellos a los grandes capitales del mundo. Yo estaba feliz, pensé que iban a cambiar y hacer cambiar a la gente, pero al contrario, me secuestraron.

¿Secuestrar a Dios? Dios es Dios. No se puede secuestrar. ¿Qué clase de locura era esta?

¿Y qué podemos hacer?

Resignarse, hijo mío . Ceder ante los que me controlan incluso a mi… es tiempo de dejar ir las cosas y no luchar mas. He perdido la batalla. Escucha lo que dicen tus líderes y síguelos. Es su turno…

Algo resonó en la cabeza a Rupert. ¿Cuándo Dios nos ha pedido en cualquier religión caer, ceder, dejar pasar, no luchar, abandonar nuestros esfuerzos e ideales? Nunca. El Dios de todas las religiones cree en la fuerza del hombre, en su dignidad, en su fe para cambiar y salir adelante. Algo no estaba bien.

Dios – le preguntó Rupert al monitor- ¿recuerdas que aquel día que fui a la iglesia y me desahogué, tuve un sueño muy raro.

Has tenido muchos sueños Rupert. No se exactamente a cual te refieres.

En la noche en que hice lo que hice, tuve un sueño en el que me decías que me odiabas por lo que había hecho y que no querías volverme a ver.

Claro – contestó la voz del monitor- Creo que lo merecías.

Rupert volvió a sentir que algo violento se movía en su interior. Aquella noche no durmió, ni la siguiente, ni la siguiente por temor a soñar. La cuarta noche cayó rendido, pero con un miedo sin igual. Sin embargo la mañana siguiente amaneció feliz y pleno porque soñó a Dios que le decía:

“Borlas está conmigo. Entiendo que estés enojado, pero tenía que irse. Tenía 15 años y ya no aguantaba mas continuar con el dolor. Sé que te duele y se que me odias, pero no lo hagas porque mi amor por ti es infinito“

Con fuego en sus ojos Rupert se dirigió a la pantalla y dijo:

Eres una maquina impostora

¿ Como osas decirme eso ?- le dijo la voz- “ Morirás en el infierno….”

Entonces Rupert se dio cuenta de que no era Dios. Dios jamás amenazaría con mandar al infierno o provocar un mal.

Rupert recordó entonces cuando tuvo aquel terrible accidente y salió ileso, cuando estando en situación económica complicada repentinamente le ofrecieron un empleo, cuando a su madre le detectaron aquel mal al que le dieron tres meses, siendo que todavía estaba viva después de 3 años, cuando pensó que aquel avión iba a caerse y llegó a su destino…

Entonces se quitó los audífonos, tomó su chaqueta , se paró y dejó el lugar donde le habían asignado. Alrededor había cientos de monitores con hombres y mujeres hablando con “Dios”.

Se percató de la cara que ellos tenían mientras se dirigía a la salida. Algunos lloraban, otros reían, otros parecían haberse consolados, otros desfallecidos. Todos hablando con “Dios”

A la salida del “God Experience”, una maquina le esperaba para hacerle una encuesta. La pregunta final era: ¿Cuál fue su mejor experiencia en the God Experience

Sin titubear escribió en el teclado de la pantalla:

“Volver a Encontrar a Dios”.