Le voy a indicar la forma más fácil de llegar, porque muchas personas me lo piden. Pero le advierto que no se compara en lo absoluto a ver aquello desde el ángulo correcto. Esta ruta le costará dinero y le será tan fácil que podría parecerle un poco aburrida; la segunda ruta, como le comentaba, es mucho más larga, incómoda, peligrosa y además, gratuita.
Pero, como lo pactamos, le comparto las instrucciones para a Ruta 1. Le pido amablemente que al terminar su experiencia considere recomendar mis servicios, así como depositarme la propina acordada. Le recuerdo también que éste es un secreto del gremio y que nos tomamos los secretos con seriedad. No intente instruir a otra persona en este recorrido pues puede peligrar esa persona e incluso usted mismo.
Antes de comenzar, le recomiendo que imprima este texto, lo estudie con detenimiento, tome cuidadosas notas y les saque algunas copias a ambos textos por si se le pierden los primeros. Extraviar las instrucciones es frecuente y peligroso. He tenido uno que otro asesorado que ya no regresa porque se fue un poquito más para allá o más para acá y lamentablemente, además de quedar como desaparecidos, me quedan a deber la prometida propina. Le voy a ser sincero: en el caso de la segunda ruta hay que pasar zonas llenas de bandidos y maleantes, pero hay peligros peores que no le cuento en estas instrucciones porque ni me va a creer ni va a querer salir de su casa si me cree. Así que, si el miedo es un compañero frecuente en sus pensamientos y su capacidad de defenderse en una riña sea deficiente, quizá esta ruta sea la mejor para usted.
Para cualquiera de las dos rutas, necesitará los ahorros ya mencionados en nuestra conversación telefónica y la fotografía de alguien cuyo nombre de bautizo sea Clara, Dolores, Eduviges, Ramón, Marcelino o Tristán. No puede ser una fotografía digital y mucho menos una impresión. Tiene que ser una fotografía que ha pasado el proceso de revelado análogo. Recuerde anotar el nombre de la persona al reverso de la fotografía, pues le será crucial más adelante. Si no conoce a alguien con alguno de esos nombres, puede visitar a la Sra. Clara Solís a su oficina en Lago Quevedo #990 en la Colonia Volpeverde, quien provee una fotografía suya a cambio de una suma a pactar directamente. Dígale que va de mi parte y le otorgará un descuento.
Además de las instrucciones, sus copias y las fotografías, yo le recomiendo que se lleve por lo menos dos cubrebocas, gel antibacterial, ropa cómoda, zapatos de uso rudo, gotas para los ojos, un caramelo o un chicle de hierbabuena, más de un litro de agua, gafas de sol y un buen libro para la espera (le recomiendo “Yoli Cortéz: Lenona de Lenonas”, mi más reciente publicación).
Verifique que lleva todas estas cosas a su ruta y cierre muy bien su casa.
Ruta 1 “Julio Fong” («La ruta fácil»)
Don Manolo Lampoa, hijo de inmigrantes finlandeses y vascos, fue el primero en registrar un avistamiento en nuestra región. En su biografía, poco conocida y de modesto tiraje, narra:
“…de haber estado ahí un minuto tarde, Lavor y yo nos habríamos perdido del espectáculo. Era como si aquello reconociera que llegábamos a tiempo y que premiaba nuestra puntualidad.”
Como ya se lo había explicado anteriormente, la salida de su casa debe ser exactamente a las 10:22 am. Se dirigirá usted a la florería más cercana y le preguntará al vendedor si tiene orquídeas cara de simio (dracula simia). La mayoría de los floristas no cuenta con esta especie en existencia, así que le dirán que no. Pregúntele si la puede conseguir para usted y asegúrese de que por lo menos haga una llamada en busca de un espécimen. Esto comenzará una secuencia de eventos obligatorios para que su ruta sea exitosa. Es importante mencionar que, en caso de que el florista tenga un ejemplar de dracula simia en exhibición, como es el caso común de la florería Canto de Hoja en la calle de Puente Alto #47 en la Colonia Mateos Cal, es recomendable permitir que el florista le presuma el ejemplar y mostrarse interesado, pero no comprarla. Ser dueño de una dracula simia antes de tomar esta ruta puede comprometer su éxito.
Saliendo de la florería, tomará usted el transporte público necesario para llegar hasta la estación Amenas, donde comenzó su carrera como músico callejero el legendario arpista Julio Fong y cuyo rostro protagoniza un enorme mural en su honor en el vestíbulo de la estación. Salga del vagón, suba las escaleras pero no salga a la calle, busque una puerta de servicio color amarillo que tiene un pequeño grafitti con la caricatura de un vaso de agua tosiendo, cortesía de nuestro talentoso artista urbano Kizzito Ché quien, para mi sorpresa, apenas cumplió los 15 añitos de edad y es novio de una sobrina lejana.
No podrá abrir la puerta sin llave. Le pido que respetuosamente emplee y regrese a su lugar después de su uso la llave que la Señora Matilde coloca detrás del adorno de Santa Claus que está junto a la puerta y que lleva ahí quien sabe cuántos veranos.
Cuando ingrese, no se asuste: encontrará muchas personas, en su mayoría ancianos. Recuerde que ni usted es la única persona con estas instrucciones, ni soy el único que sabe darlas. Se encontrará en un salón clandestino donde se proyecta cine de arte (una selección excelente de cine oriental y escandinavo, producto de la curaduría exquisita de Don Gustavo Buenpaz, pionero fundador de la comunidad y quien aún sostiene un pecuilar record mundial de “mayor cantidad de cassettes de VHS destruidos con los dientes”). Puede parecerle perturbador que al entrar, todos lo observen y lo analicen, pero recuerde que muchos están nerviosos, como usted, pero no por las mismas razones.
Antes de continuar debo recordarle que, después de ver aquello, es muy probable que no vuelva a lograr repetir esta experiencia aunque siga estos mismos pasos. Este descubrimiento lo hizo el mismo Manolo Lampoa, quien lúgubremente escribió en las últimas entradas de su diario:
“No poder ver aquello de nuevo fue un duelo para nuestro cuerpo y alma. Conversábamos con frecuencia sobre aquella experiencia, porque era la única forma de revivir el recuerdo. Sabíamos, en el fondo de nuestros corazones, que en algún otro lugar se alzaba el telón, pero que lo resguardaban nuevos guardianes y contraseñas. Que los mensajes que nos traen sus horrores y dichas buscaban nuevos exploradores.”
Lampoa murió de sífilis en 1882, mucho antes de que el historiador guatemalteco Félix Aguilosa (1951- ), descubriera la configuración ecuatoriana (una ruta obsoleta para cazar avistamientos como éste) y propusiera la teoría de que la ventana cambia de lugar, pero nunca de continente.
Ahora bien, al entrar a aquél salón, quizá sienta la tentación de sentarse y ver una película de esas. Se preguntará si es a través de ese proyector que verá aquello: pues no. La realidad es que esta sala clandestina es un espacio exclusivo para militares veteranos de la Guerra Fónica (nótense los numerosos aparatos auditivos alrededor de los oídos de los más viejos). Si los nota nerviosos es por un estrés post-traumático comprensible en personas que han sufrido tanto como ellos.
Usted nunca ha escuchado sobre dicha guerra precisamente por sus terribles efectos sobre la gran mayoría de los ciudadanos. Una silenciosa barbarie que se gestó frente a nuestras narices (o nuestros oídos, mejor dicho), que el entonces “señor presidente” no pudo controlar y que dejó, entre otras dolorosas consecuencias, amnesia colectiva, una epidemia local de ansiedad, el alza en los casos de intestino irritable en la región, contaminación sonora que aún se percibe en templos y, por supuesto, la muerte de millares de abejas (ahora dicen que es por la producción de leche de almendras, ¡ja!).
Pero los veteranos saben que usted viene por otra cosa (sobre todo si es mujer, puesto que es una comunidad predominantemente masculina) y le indicarán que tiene que pasar al baño. En la entrada del baño, páguele 10,000 unidades en moneda local a la Señora Úrsula o su hija Merybei. Las reconocerá por su característico lunar debajo del ojo izquierdo. Una de ellas le pasará un cuadrito de papel de baño ¡Pero no lo vaya a arrugar que es su turno!
Observe el papel a contraluz. Notará una marca de agua, que le dirá la hora exacta de su cita. Ingrese a los baños, elija un mingitorio y tenga lista la foto. Otras personas como usted estarán vigilando la hora con nerviosismo. El turno de esas personas coincide en hora con el suyo, por lo que debe tomar en cuenta que la visión será colectiva.
Exactamente 60 segundos antes de la hora que aparece en su turno, tire el papel al mingitorio. Se disolverá como un algodón de azúcar y el agua se pintará de rosa. Con una sonrisa recítele el siguiente verso hablándole por su nombre (anotado al reverso) y en diminutivo :
“¡Mira, Clarita! En qué nos hemos metido. ¡Mira Clarita! Mira y házme ver”
Inmediatamente después de recitar, dele un beso a la foto, preferentemente entre los ojos de la persona retratada o en su pecho y sumérjala en el agua rosada (recuerde lavarse las manos antes de salir y use su gel antibacterial, puesto que los mingitorios sí son empleados para su uso original).
Inmediatamente, usted y sus compañeros jurarán que está temblando. La sensación sísmica reportada por la mayoría de los espectadores es de entre 7 y 9 grados Richter. A pesar de las convincentes sensaciones, le pido que mantenga la calma, porque si intenta huir se perderá de algo muy especial (además, podría perturbar la paz de los veteranos, quienes por estas fechas suelen proyectar una selección de las hipnóticas películas del director nigeriano Abidemi Eze). La sensación no cederá hasta que usted mismo ceda. Recuerde que tiene muy poco tiempo, así que haga un enorme esfuerzo para recordar que el sismo no es real. Si alguno de sus compañeros huye, no caiga en la trampa. Le recuerdo que su mirada debe estar fija hacia la pared, hacia el mingitorio. No voltee.
Un muy intenso sabor a metal invadirá su boca y a continuación, escuchará un estridente ruido, como si el piso se abriera bajo sus pies. Algunas personas reportan fenómenos de luz muy similares a auroras boreales, que se proyectan sobre toda superficie dentro del cuarto y un aroma a heno y tierra mojada. Después de presenciar esta danza de colores y olores, escuchará una voz que usted reconocerá como la voz de la persona en su foto.
“Velo, pero vete de inmediato, infeliz”
Al terminar de escuchar estas palabras dirija su mirada hacia la tubería cromada del mingitorio.
Usted no podrá ver aquello directamente, sino solamente a través de un reflejo metálico. Notará que sus sentidos se apagarán uno por uno, excepto la vista. Será una experiencia meramente visual, muy intensa. La más intensa. Toda su atención concentrada al centro de sus pupilas. Tendrá la experiencia de ver aquello y notará que platicarlo es imposible.
Usted sabrá cuando haya concluido la experiencia. En tiempo psicológico, la visión puede durar entre 4 horas y 3 meses, pero muy pocas personas reportan sensaciones de duración de más de 2 semanas. Usted saldrá exactamente 4 minutos después de haber ingresado. Todos salen 4 minutos después.
Al terminar, no olvide lavarse las manos antes de salir al salón principal. El mareo podría invitarle a quedarse un rato más frente al espejo y lavarse la cara, pero lo más decente es salir lo más pronto posible para que pasen los siguientes turnos.
Al salir del baño, la Señora Úrsula le cobrará más dinero. Déselo. No distraiga su reciente experiencia por el enfado de pagar un poco más. Siéntese un momento en una de las sillas del cine clandestino. Notará que los ojos le arden cada vez más y que el sabor a metal no se ha ido. Este es el momento para utilizar las gotas para ojos y masticar ese chicle de hierbabuena. Respire profundamente, no trate de explicarse lo que ha visto ni entable una conversación con nadie dentro del salón. Tómese su tiempo para recuperarse. No se deje distraer por quienes entran, salen o incluso por aquellos que entran y salen rápidamente una y otra vez mientras observan su reloj.
Cuando se sienta listo, salga. Cierre la puerta con la llave de Matilde y regrésela a su lugar. Será de noche y serán exactamente las 8:12pm pero le recomiendo ponerse las gafas porque sus ojos aún estarán muy sensibles. En caso de salir y presentarse otra hora en su reloj, como las 8:14pm, por ejemplo, intente entrar y salir hasta que usted salga a las 8:12pm. Este paso es importantísimo y no debe olvidarlo. Puede ser muy delicado. [En caso de no lograr esta corrección con éxito, por favor busque al Sr. Benito, quien vende las palomitas en el cine. Él le dirá qué hacer.]
Suba las escaleras. A unas cuadras al sur de la estación Amenas, sobre la calle Porfirio L. Bautista, hay un local adornado con lámparas que alumbran la calle con tonos rojizos, se trata de un excelente restaurante de comida vietnamita llamado Kim-ly Viet Cuisine. Muchos espectadores reportan que los platillos condimentados tienen un sabor superior inmediatamente después de tener la experiencia y que este efecto dura solamente unas 48 horas. Además, el consumo de condimentos fuertes eliminará por completo el sabor metálico. El agua es por si usted no está acostumbrado a comer mucho picante y requiere tomar un poco más durante su regreso a casa. Aproveche esta amplificación del paladar, pero que no se le ocurra quitarse las gafas de sol. Algunas personas han reportado desprendimiento de retina, uveitis y ojo seco graves por quitarse los lentes en los siguientes 3 días. Procure también dormir cubriendo sus ojos con un antifaz.
Cuando regrese a casa, encontrará un especimen de dracula simia frente a su puerta. No se asuste y colóquela en un lugar donde considere que la orquídea puede vigilar su hogar. Es importante que le ponga música suave, para mantenerla vigilante.
Espero que haya tenido una grata experiencia. Si considera que alguna persona conocida está interesada en este recorrido (para cualquiera de las dos rutas), por favor contácteme y con gusto le atenderé.
Escritor e Ilustrador mexicano. Apasionado del arte y el psicoanálisis, es el Director y Editor general de Pluma Forte.
Ha colaborado en medios impresos como Consultoría (CNEC), Fortune, Expansión (RevistaObras), así como radio y televisión en Grupo Fórmula. Fue locutor titular de «Culto a la Cultura» (ADR Networks). Está certificado como Health & Wellness Coach (AFPA) y tiene un proyecto de consultoría en salud y bienestar.
Por su trabajo como ilustrador, fue incluído en el libro «Pictoria Vol.3: The Best Contemporary Illustrators Worldwide» (Capsules, 2019), trabaja de manera continua en su obra creativa y actualmente prepara su primer libro, una colección de cuentos.