En un segundo, en un delicado momento, mi mente alcanza finalmente la estela del poema buscado: una memoria, un presentimiento, una persecución, el aroma del cuello de alguien, el vello erizándose en mi piel. Esa memoria se pierde y transmuta a un episodio rítmico, el olor del recuerdo conduce a una escena, la escena desencadena en imagen en el subconsciente, la imagen es música. Tarde de colores, tu aire ha llegado hasta la hoja de papel donde te imagino pero no te escribo, porque existen dos mundos, porque no existe ninguno.

Sábado 5 de Junio
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